Colaboración: ALICIA FERNANDEZ
Es habitual que los médicos recomienden la práctica de pilates para la gente con lesiones de espalda. A mis clases me llegan a menudo alumnos con distintas hernias a lo
argo de la columna, artrosis, artritis y enfermedades degenerativas.
A la hora de realizarlos ejercicios, las hernias a nivel de lumbares o cervicales son las más problemáticas, ya
que como sabéis los que practicáis esta disciplina de forma regular, existen muchos
ejercicios donde la columna se flexiona, por ejemplo, series donde la espalda se apoya
en la esterilla y las piernas están elevadas provocando dolor a nivel de la lumbar en
gente con estos problemas, igual que algún ejercicio donde las cervicales estén en alto y
se produzca sobrecarga en esta zona, sobre todo en principiantes que aún no hayan
desarrollado su zona abdominal como determina el método.
Para todos los que sufráis
de estas dolencias os diré que la solución no es abandonar la práctica, sino acompañar
vuestras sesiones con la pelota pequeña de pilates. Los que usáis fitball ya habréis
observado cómo la columna se reajusta adaptándose a la pelota.
Pues bien, con la pelota
pequeña podemos observar cómo se recoloca la columna a un nivel más concreto. Si
colocamos la pelota en la zona lumbar, o incluso en el trasero, podremos realizar esos
ejercicios con piernas elevadas que nunca pensamos que podríamos hacer sin sentir
dolor.
De igual forma, si la colocamos en la zona cervical, podremos hacer series de
pesas que antes nos resultaban dolorosas y nos dejaban el cuello tan mal que hasta
sentíamos mareos.
Existen otros problemas que podremos tratar con este gran aliado
como la recuperación de flexibilidad tras operaciones de prótesis de cadera y rodilla, ya
que podemos colocar la pelota bajo la rodilla operada y bajo el trasero para aliviar la
sobrecarga y realizar así ejercicios para devolver la vida a nuestras articulaciones
dañadas.
ALICIA FERNANDEZ,
ENTRENADORA PERSONAL
PROFESIONAL DE PILATES.